La echaba tanto de menos, añoraba tanto su alegría, aquella ilusión desmedida por casi nada. Recordaba con tanta nostalgia aquel sueño plácido de quién no le debe nada al mundo y sueña sin embargo con comérselo precipitadamente. Extrañaba su energía, sus ganas de vivir urgentes, su espontaneidad desinhibida, virgen aún de estúpidos prejuicios.¡Y cómo amaba!..., tantas veces necesitó, desde la prematura senectud en que vivía, sentir de nuevo aquella manera de amar entregada, apasionada, intensa, sin medirse.
Entonces apareció él. Cuando le conoció aquel soleado día de marzo, las flores explotaban en aromas y colores, hiriéndola porque adornaban la vida de los otros. Cuando se acercó a ella, en aquel banco del parque de Mª Luísa, nunca imaginó que la niña que fue, y que tanto añoraba, llevase tanto tiempo plácidamente dormida en el fondo de sus ojos, esperándola. Hoy, diez años después, Teresa rememoraba en silencio, a su lado, todas esas sensaciones cuando Martín adivinando la felicidad de la lágrima que rodaba por su rostro, se la comió a besos.
Entonces apareció él. Cuando le conoció aquel soleado día de marzo, las flores explotaban en aromas y colores, hiriéndola porque adornaban la vida de los otros. Cuando se acercó a ella, en aquel banco del parque de Mª Luísa, nunca imaginó que la niña que fue, y que tanto añoraba, llevase tanto tiempo plácidamente dormida en el fondo de sus ojos, esperándola. Hoy, diez años después, Teresa rememoraba en silencio, a su lado, todas esas sensaciones cuando Martín adivinando la felicidad de la lágrima que rodaba por su rostro, se la comió a besos.
son peligrosos los parques, el alma se escapa sola entre senderos y árboles.
ResponderEliminarVaya, no hay más que decir.
ResponderEliminarBlogsaludos
que bonito!!
ResponderEliminarme ha gustado mucho :D
saludos
Precioso micro-relato que te obliga a releerlo para saborearlo como merece. Un abrazo.
ResponderEliminarBonito relato, muy nostálgico (no apto para alérgicos).
ResponderEliminarIsabel: Que te empeñas en llevarte todos los premios y los demás nos quedamos a dos velas...
ResponderEliminarY es que lo que no hace la primavera.
Petonets
todos los reencuentros tienen ese don de la imensidad de posibilidades que se abren nuevamente.
ResponderEliminarUn abrazo.
Un poema.
ResponderEliminarMuchas gracias a todos por sus comentarios, un beso y un abrazo.
ResponderEliminarLo he vuelto a leer y parece una escena culminante de cine,hasta pude escuchar la música.
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