Prisionero de su esfera, recibe impotente las sacudidas y los golpes. Agitado, inquieto, siente su dolor y su angustia, siente su miedo. Del exterior siguen llegando, más gritos y más llantos. Quiere salir, patalea, empuja, cambia de postura, lo intenta de nuevo, no puede. Un portazo. Cesan las voces, y la angustia , y el dolor, y el llanto. Una quietud tensa, un silencio extraño, el miedo de que ese cabrón al final la haya matado. No entiende por qué no lo abandona, por qué no lo denuncia. (Mamá, yo no quiero nacer en este infierno).
Todavía siento angustia por lo leido. Aterrador, por que sucede, en alguna parte esta sucediendo.
ResponderEliminarExcelente Isabel, como ya me tienes acostumbrada
Besos
Todos los días otra botella y otros golpes, hasta que la muerte los separe.
ResponderEliminarMuy bueno, aterrador. Aunque quizá y sólo quizá, los de relatos en cadena "prefieran" algo menos trágico. Pero todo puede ser.
ResponderEliminarSuerte.
Un saludo indio
Gracias Cele, hasta a mí me angustiaba escribirlo.
ResponderEliminarBueno, el final abre una puerta a la esperanza.
Gracias No Comments, mira la suerte está echada, es tan dificil que me da igual. No sé ue criterios tienen.