15 de septiembre de 2011

EXEQUIAS


     Mi sepulcro a perpetuidad de hoy fue, hasta no hace mucho, un hogar alegre donde convivían nuestra juventud con nuestras ilusiones. Los hijos, que quizás llegaron demasiado pronto, lo llenaron de risas, de llantos y de obligaciones. Ignoro en qué momento comenzó nuestra casa a tomar forma de sarcófago, ni con qué sigilo la oscuridad y los silencios empezaron a invadirlo todo. Tampoco sé cuando nuestros cuerpos dejaron de ser jóvenes, de sentirse, tal vez cuando nos dimos cuenta de que ya apenas podíamos movernos o quizás cuando nuestros proyectos empezaron a oler a descompuesto. Sólo sé que tú, al parecer, te fuiste a tiempo, que lo hiciste con todo lo que quiero y que tu ausencia hoy permanece entre mis restos.

11 comentarios:

  1. Son tantos los "sepulcros" de los que hablas como las "necrópolis" que habitamos. Ya leo los neones como epitafios. Aunque bien pensado, a veces los sepulcros son las "bóvedas" cranéanas o las "cajas" torácicas. No hay que salir ni de uno mismo.

    Muy bueno, Isabel (además, escasean tanto los "pluralia tantum"...)

    ResponderEliminar
  2. Eso es lo peor: la ausencia que permanece.
    Por lo demás, las casas pueden hacerse más pequeñas cuando se van yendo. Pura paradoja.

    ResponderEliminar
  3. Bravo!! De una crudeza que desgarra, pero tan bien escrito y planteado que no tengo más remedio que aplaudir.

    ResponderEliminar
  4. Tus palabras me han llegado muy hondo. Ayer terminé de desalojar la casa de mis padres, y curiosamente mi hijo al entrar dijo, enlazando con la opinión de José Zúñiga, que la casa le parecía más pequeña.

    Un micro excelente, te felicito y abrazo.

    ResponderEliminar
  5. En apariencia sencillo,pero relatar en cuatro lineas, una vida, cualquier vida, llena de sentimientos de emociones,ya no o es,tu lo consigues, porque haces algo mas que escribir.
    Un beso
    Taliesin

    ResponderEliminar
  6. Bloques enteros de pisos de aparente felicidad no son más que nichos que alimentan a los gusanos a base de tristeza. Por suerte, a veces despertamos de esa catalepsia que nos da por muertos y resucitamos. Afortunados los resucitados que ya no volveran a conocer la muerte en vida.
    Excelente metáfora Isa.
    Un petonet i bones vacances

    ResponderEliminar
  7. Huy felicidades que bello... entre a visitar tu blog dejo mis saludos y me hice seguidora... eso es volver... lujoso blog...

    Ledeska

    ResponderEliminar
  8. Bienvenida Ledeska, encantada de tenerte como lectora.
    La vida Josep, está llena de situaciones susceptibles de alegoría. La muerte en vida, es una de ellas y existe más de lo quisiéramos. Un petó guapo

    ResponderEliminar
  9. Los espacios son más subjetivos de lo que pensamos, Isabel.

    Gracias Maite, me alegro de que te guste.
    "Las ausencias que pemanecen" José, son presencias del pasado que atormentan.

    Sepulcros, necrópolis, cráneos, cajas torácicas, no te lo acabas Miguel, tu mundo de palabras. Un beso. Bello comentario.

    Jo, gracias, un honor un "sensacional" de María Fabiana Calderari

    ResponderEliminar
  10. Bellisimo... me gusto hace dias que lo lei y me encanta hoy que lo leo de nuevo... escribes magistralmente Isabel.

    Abrazos y Sonrisas.

    ResponderEliminar

Tu opinión alimenta mi trabajo