Un rosario de familiares, amigos y desconocidos le expresaban sus condolencias en una larga e interminable letanía de palabras sin sentido. Las pocas que lograba escuchar, entre los claros de aquella tormenta terrible que inundaba sus ojos y nublaba su mente, le sonaban hoy lejanas y vacías. Recordaba la de veces que élla misma las había ofrecido para otros. La más ilógica, no hay mal que cien años dure, la más dolorosa, el tiempo todo lo cura. Curarse sería olvidarle, y éso nunca, ni aunque viviera cien años. Dejó de escuchar y siguió pensando en él.
Curar el dolor no es caminar hacia el olvido.
ResponderEliminarUn abrazo
Muy tierno. Dicen que uno vive mientras haya alguien que te recuerde.El titulo de la foto me ha traido muy buenos recuerdos de la ciudad de Colliure, que es realmente preciosa.
ResponderEliminarUn saludo.
Precioso...como siempre.
ResponderEliminarPerder a un ser querido debe ser como que te amputen un miembro,algo doloroso y terrible.. uno nunca se cura de eso, queda esa cicatriz, ese queloide, ese vacío del miembro fantasma de por vida, la muesca,la tara infinita que perdura toda la vida..
Un beso
Por eso hace falta el trascurso del tiempo... Si hay algo que rechazamos de plano es olvidar cuando aún tenemos en el corazón el dolor candente. Precioso texto.
ResponderEliminarEl amor es más fuerte que la muerte,y la muerte más fuerte que el olvido....Deduzco por la foto que has estado en Colliure,siempre he tenido ganas de ir,dicen que es muy bonito.¿Visitaste la tumba de Machado?Seguro qu sí,que envidia..
ResponderEliminarCierto es que seguimos vivos en la memoria de aquellos que nos quieren, pero también lo es el dolor de la partida de la persona amada. Las palabras de consuelo, siempre son bienvenidas, pero, como muy bien describes en tu relato, no sirven para quitar dolor a la herida. Un abrazo.
ResponderEliminarAnalgésicos en forma de nuevos amores que lo curan todo.
ResponderEliminarUn petonet Isabel