Déjame entrar mientras estés allí.
No me cierres las puertas de tu cielo.
Los pesos de la tierra me retienen ,
me atraen hacia su centro irremediablemente,
y sólo a veces consigo
la ligereza necesaria para elevarme a tu lado,
a ese otro gran centro donde tu me esperas,
centro etéreo que también existe.
(Etérea siento mi alma desde aquí, cuando sé
que tengo mi espacio reservado.)
Y si desciendes a donde yo estoy...
dejame abierto ese lugar de tu alma...
donde yo me siento, donde soy,
donde me reconozco y me comprendo,
donde me quieres y donde te quiero.
No podría vivir de ningún modo, si dejas de quererme.
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