No quiero ni imaginar el color de mis pulmones ni la dificultad con que avanza la roja por mis venas. Acecho todos mis síntomas hasta que los tengo. Entonces visito a mi incompetente médico y, por inisistencia, me consigo otro chequeo.
Nada -dijo al leer los resultados- y yo que me lo creo. Mañana mismo cambio de mutua, de laboratorios y de médico. Hipo... ¿qué?
Me gustó más que el anterior, pero le echo en falta más elementos narrativos.
ResponderEliminarAún así me gustó.
Te aconsejaría que leyeras muchos microrrelatos...
saludos