Eran líneas extrañamente paralelas, insatisfechas con su condición geométrica. Sufrían por el deseo contínuo de tocarse, de besarse, de fundirse en una penetración ardiente e imposible. Se resignaron a acompañarse infinitamente en la misma dirección.
El placer de los placeres,ha sido la atención que le has prestado a mi blog,tus comentarios y tu ternura.
ResponderEliminarEternamente,Txema
Un abrazo,
ResponderEliminarIsa
Dos cosas, Isabel. Una: me gusta la separación de para lela mente, en tres palabras. Supongo que no hace falta decir por qué. Dos: que no sufran tus líneas, porque el amor -dicen por ahí- no es mirarse el uno al otro, sino mirar ambos hacia una misma dirección.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pues tambien es verdad.
ResponderEliminarUn beso Victor, gracias, entiendo que te ha gustado.
Me parece una genialidad, asi, sin mas.
ResponderEliminarBesinos avilesinos
Taliesin