12 de agosto de 2010

Un peluche en el moisés

Un par de piedras planas encastradas en los ojos, negras y brillantes y un mono de felpa azul celeste cubriendo su cuerpecito tierno y frágil, relleno de serrín, le daban aquel aspecto de peluche abandonado e inerte. No fue difícil aprender la técnica, la red estaba plagada de páginas con información detallada del ancestral método. Era su octavo aborto y no estaba dispuesta a enterrar ni un sólo bebé más.

1 comentario:

Tu opinión alimenta mi trabajo