De vuelta a casa sus pensamientos seguían torturándole, por éso redujo la velocidad y se colocó en el carril de la derecha.. La explosión de una de las ruedas traseras le devolvió bruscamente a la realidad concentrándose de lleno en el control del coche para evitar el accidente. Pasado el susto, ya en el arcén, David se dispuso a sustituir el neumático y lo hubiese hecho con cierta tranquilidad y esmero de no ser por aquel oso con las fauces desencajadas que le miraba erguido sobre sus patas traseras desde el otro lado de la carretera.
Como pudo, con manos temblorosas y el rostro también desencajado por el miedo, sin perder de vista al animal, acabó de colocar el neumático y subió rápidamente al coche. Se disponía a arrancar cuando le pareció que la bestia le sonreía altiva, inmóvil, con cierto aire de satisfacción, como si fuera consciente del susto mayúsculo que le acababa de propinar. El hombre se sintió humillado: el terror se transformó rabia.
Se aguantaron la mirada durante cinco largos minutos. Fue entonces cuando David recordó que todavía llevaba en el maletero el viejo rifle de su abuelo y hasta era posible que funcionase todavía.
Baja del coche, abre el maletero, el arma está cargada, quita el seguro, apunta justo en medio de su cínica sonrisa y... dispara. El animal se tambalea pero permanece en pie, sonriendo. Estaba seguro de haberle dado. Vuelve a apuntar, esta vez vacia el cargador: lo mismo, nada.
Su ira le lleva a cruzar la carretera sin pensar en las consecuencias, es una cuestión de dignidad, bastantes tocado estaba ya como para añadir una mofa semejante: un ser, ahora en inferioridad de condiciones, que le plantaba cara como si tal cosa.
Ya en el otro lado, el hombre se deja caer al suelo con la cara entre las manos tras contemplar a aquel fantástico oso de madera, "camping "El Oso Pardo", que luciendo una sonrisa llena de agujeros, seguía mirando al otro lado de la carretera.
animalicoooo !
ResponderEliminarmuy simpático y rebuscadillo.
bravo !
Jajajaja.¡Pues urge la compra de un par de anteojos, no?! Divertido micro, Isabel. Saludos!
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