23 de julio de 2013

FORA TEMPO leido por " La voz silenciosa" (revisado)


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     En las ciudades hay lugares que están entre paréntesis. 
      No es fácil descubrirlos, no se encuentran buscándolos como los otros. Lo sé porque me salen al encuentro, súbitamente, abordándome, sin tiempo para cambiar de acera como suelo hacer ante lo desconocido. Lo sé porque me detengo involuntariamente, sin motivo, miro a mi alrededor y los veo. Esos lugares te llaman. Luego ya, los conoces y te quedas. Y vuelves.

   En ellos el tiempo transcurre de otro modo, fuera de los cauces habituales de lo cotidiano, a gusto del consumidor. Se detiene, retrocede, avanza más deprisa o más despacio, al ritmo de mis sensaciones o de mis pensamientos. Es inútil mirar la hora, ayer había pasado un minuto cuando pensé que eran horas, hoy ha pasado una hora vivida como un segundo.
Sólo a veces, cuando el reloj mide el tiempo de los otros, hago una pausa.
      Entonces, una mujer tiende una lavadora oscura de ropa masculina en uno de aquellos balcones “otra tanda , la última." "Y esa mujer, y que sigue sentada en el parque, lleva por lo menos cuatro horas, vaya ganas, con el frío que hace”. Diez minutos. Disimuladamente disparo mi cámara, me mira. Un hombre pasa con la bolsa del pan en una mano y el periódico bajo el brazo “a ver si ha llegado ya el abuelo y no habrá que ir a buscarlo”. Me mira. Dos minutos. Un niño pasa corriendo atado a un perro, medio minuto, una caída, me mira, llanto, ladridos. El hombre deja el pan y el periódico en un banco y vuelve a consolarlo y recogerlo. Cinco minutos. El anciano, atraviesa el espacio lentamente, con dificultad: 
    - Buenos días- con sonrisa, parándose.
   - Buenos días - las palabras me salen con sonrisa también, pero con dificultad.
   - Hace bueno hoy - se acerca-, un poco de frío, pero al sol se está bien.
    - Se está bien, sí- yo, parca.
   - Ale, hasta otra, guapa, - vuelve a arrancar- me espera el hijo para comer.
    - Adiós, no se entretenga que le he visto pasar hace un rato. Treinta minutos.

       La mujer, que sigue sentada en el parque, enciende un cigarrillo. Mira el reloj y sonríe. Recuerda en ese momento que tiene que poner un programa corto para sus cuatro prendas, las que más usa, las más cómodas., mandar cuatro mails, hacer cuatro cosas. Hoy no le ha dicho nada su hijo de ir a comer con ellos. Vuelve a sonreír cuando piensa en su nieto. Mira el reloj. Hace otra foto. Cinco horas.

       En las ciudades hay personas que están entre paréntesis.

3 comentarios:

  1. "En las ciudades,hay lugares que están entre paréntesis"...qué fuerte esta frase y qué cierta,Isabel. Y también,como no!... "hay personas entre paréntesis".

    Hermoso.
    Melancólico.
    Introspectivo y vital.

    Tiempo. Qué es el tiempo...

    ABRAZOS MILES,amiga.

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  2. Te pongo entre paréntesis. Eres un lugar donde volver. Me gusta tu manera de mirar las cosas para después derramarlas sobre el papel. Un abrazo, tocaya.

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  3. Salustiano Iglesias12 de agosto de 2013, 19:37

    En mi opinión el relato tiene fuerza al inicio,la voz de la narradora logra que te situes en la escena ó diferentes escenas que vas proponiendo.La mirada exterior y la interior que se entrelazan considero que se pueden pulir ó si lo consideras más adecuado exprimir.Tienes talento, adelante.

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