20 de enero de 2010

Historia de un sentimiento

Cada día nace su presencia ausente que no es exactamente su recuerdo.
Tiene de momento entidad propia, de pensamiento libre, autónomo, incontrolable, desafiante, adolescente,...y duele.
Y le deja doler hasta que rinda y pueda él, de imaginaria, sentado en las lindes de su alma, vedarle o cederle el paso, mudarlo en un recuerdo ingrávido, suficientemente etéreo para estar y no hacer daño. Es, por ahora, una falta, un gran agujero negro, el vertedero de los argumentos que intenta dar, en vano, a todas sus acciones que insistentemente pierden su sentido. Media alma o menos le ha quedado. Con ella se mueve, se viste, se alimenta, trabaja, se relaciona y vive. Y todo lo hace a medias más o menos.
Cada día le quiero, le necesita,  le añora.
Y esta noche se duermo, como tantas,  acunado por el deseo frustrado de un orgasmo pretendido por sus manos, por la triste realidad, por la impotencia.

1 comentario:

  1. Por desgarrador, es bello a la vez. Creo entender a lo que se refiere, pero lo voy a dejar para la intimidad.
    Chus

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