Cada día nace su presencia ausente que no es exactamente su recuerdo.
Tiene de momento entidad propia, de pensamiento libre, autónomo, incontrolable, desafiante, adolescente,...y duele.
Y le deja doler hasta que rinda y pueda él, de imaginaria, sentado en las lindes de su alma, vedarle o cederle el paso, mudarlo en un recuerdo ingrávido, suficientemente etéreo para estar y no hacer daño. Es, por ahora, una falta, un gran agujero negro, el vertedero de los argumentos que intenta dar, en vano, a todas sus acciones que insistentemente pierden su sentido. Media alma o menos le ha quedado. Con ella se mueve, se viste, se alimenta, trabaja, se relaciona y vive. Y todo lo hace a medias más o menos.
Cada día le quiero, le necesita, le añora.
Y esta noche se duermo, como tantas, acunado por el deseo frustrado de un orgasmo pretendido por sus manos, por la triste realidad, por la impotencia.
Por desgarrador, es bello a la vez. Creo entender a lo que se refiere, pero lo voy a dejar para la intimidad.
ResponderEliminarChus