Los espejos de la estancia roja, la última, tampoco me reconocen: ese hombre pequeño y apesadumbrado no puedo ser yo.
Desde que la sorprendí en los brazos de Kenshin, mi señor, una tempestad se ha desatado en mi interior. A ella no fui capaz de matarla.
Imagen disparadora
Imagen disparadora
Buen micro, Isabel, me ha gustado este juego de espejos, y el final de donde se deduce que mató a su señor. Un abrazo.
ResponderEliminarPimpollo, la fecha en Minificciones es hasta el 21 de cada mes (el peso del alma). Este mes me tiene ansiosa este concurso, pero hay buenos relatos. Vamos a ver cómo salimos. Suerte!
ResponderEliminares decir, ¿mataste al señor?
ResponderEliminarHola Isabel: siempre me impresiona la capacidad que tienes de en pocas palabras dar esa sensación de toda una vida.
ResponderEliminarEl desamor de vez en cuando se abona con sangre.
Besos
A lo que no fue capaz de matar fue a la tempestad interior.
ResponderEliminarInquietante micro.
Un beso.