22 de octubre de 2011

LA COSA NOSTRA




No era un fantasma quien surgió entre la niebla aunque debí parecérselo. Lo deduje porque, excepcionalmente, me miró con respeto. Me sentía débil, llevaba varias noches sin pegar ojo, barba de tres días y la misma ropa de hace cuatro, cuando me abandonó. Claro que se sorprendió: ni por asomo pensó que daría con ella tan pronto. 
Cayó varias veces en su huida- un Vía Crucis merecido, pensé, y en la última ya me tenía encima. 
- Tonta, que te quiero- le dije al oído mientras ella sujetaba con las dos manos el caño de sangre que le brotó del cuello al paso de la hoja de mi cútter.
- Pero a mí, ...  a mí no me deja nadie, princesa.

8 comentarios:

  1. Ojalá hubiera sido un fantasma. Todo se habría quedado en el susto. Por desgracia era un monstruoso fantoche. Enfín.

    Me gustó, Isabel. Mucha suerte.

    Un abrazo

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  2. Entre Raymond Chandler, Dashiell Hammett y Mario Puzo, Isabel. Terminar mi comentario hoy con un beso podría ser peligroso:¡Omertá!

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  3. Tu relato es superado, desgraciadamente, con sórdida soez por una realidad de machacona insistencia. Me voy por todos los asesinatos de "princesas". Magnífico. Enhorabuena

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  4. Me has helado la sangre!
    Es tan bueno, como cruel.
    Un abrazo amiga

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  5. Negro, negro, el micro. Bien hecho. Me gusta tu estilo.
    Saludos!

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  6. Un Thriller que hiela la sangre, que espanta no sólo por la agilidad y la elocuencia con lo cual lo escribiste, sino también por la realidad que refleja, pues son mucho los casos de violencia de género y violencia contra la mujer.

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  7. Tremendo y fantastico.
    Un saludo.

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