Los coches aminoran la marcha para verlo y la gente, arremolinada en pequeños grupos, mumuran asombrados sin quitarle la vista de encima. Miradas sorprendidas, boquiabiertas; niños asustados que, sollozando, se agarran a las faldas de sus madres. Ancianos que creían haberlo visto todo, se paran a mirarlo descaradamente como sólo ellos saben hacer. Los perros emiten sonidos temerosos a su paso. Ese paraguas rojo fuego que levita por la acera y se detiene a esperar que el semáforo se ponga verde, me contiene, me guarece. Ya le había dicho yo a mi psiquiatra que me sentía invisible a los demás y él pensó que era una metáfora.
7 de marzo de 2010
No era una metáfora
Los coches aminoran la marcha para verlo y la gente, arremolinada en pequeños grupos, mumuran asombrados sin quitarle la vista de encima. Miradas sorprendidas, boquiabiertas; niños asustados que, sollozando, se agarran a las faldas de sus madres. Ancianos que creían haberlo visto todo, se paran a mirarlo descaradamente como sólo ellos saben hacer. Los perros emiten sonidos temerosos a su paso. Ese paraguas rojo fuego que levita por la acera y se detiene a esperar que el semáforo se ponga verde, me contiene, me guarece. Ya le había dicho yo a mi psiquiatra que me sentía invisible a los demás y él pensó que era una metáfora.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Hasta el final no se desvela el desenlace, como tiene que ser.
ResponderEliminarMuy buena la historia.
Saludos.
Pue si que causa sensanciel el parguas levitando por las calles.
ResponderEliminarUn abrazo
si, a veces cobras vuelo.
ResponderEliminarMe encanta, inspiras muchísimo.
ResponderEliminarUn beso.
Antes "Aquel hombre era invisible, pero nadie se percató de ello." (Gabriel Gimenez Emán)
ResponderEliminarAhora todos se han percatado, no se que es más terrible.
Que buen cuento.