30 de septiembre de 2010

NIEBLAS


No era un fantasma quien surgió entre la niebla a pesar de su aspecto deteriorado y translúcido. La Chari se fue definiendo a medida que se nos acercaba: desgreñada, arrastrando los pies. Parecía mirarnos desde su ceño fruncido, pero pasó a nuestro lado sin ni siquiera vernos. Unas gotas de sangre me salpicaron las Nike nuevas y siguieron dejando un sendero moteado de rojo en el asfalto. Fue entonces cuando le vimos la navaja en su mano izquierda.
El cuerpo menudo de la joven fue reducido y esposado antes de que pudiese entrar en el cuartel en un alarde de fuerza innecesario. No tardaron en oírse los primeros alaridos de dolor de los familiares que iban saliendo de la niebla a trompicones gritando el nombre de su muerto.
La Chari los miraba con odio, como si todo aquéllo todavía no fuera suficiente, ¿quién iba a devolverle su dignidad perdida?

28 de septiembre de 2010

CUSTODIO

Como los ángeles al caer el sol, me acurruco en los sueños de mi protegida. Allí la amo apasionadamente y la acuno a caricias hasta que amanece.
Marina acude al centro de día todas las mañanas con una gran sonrisa. Ella no recuerda por qué es tan feliz, ni tantas otras cosas.

24 de septiembre de 2010

DELIRIUM

Los espejos de la estancia roja, la última, tampoco me reconocen: ese hombre pequeño y apesadumbrado no puedo ser yo.
Desde que la sorprendí en los brazos de Kenshin, mi señor, una tempestad se ha desatado en mi interior. A ella no fui capaz de matarla.


Imagen disparadora

19 de septiembre de 2010

INGESTA (v.o.)

Y dio otro bocado. Volvió a saborearla, pero esta vez le supo diferente Aún así seguía teniendo un cierto gusto a humano. El gesto de su cara alertó al profesor que se le acercó sonriendo: “No está tan mal Isabel, no es fácil huir de los tópicos. Nada es lo que parece y es bueno probarlo todo”. Ella asentía sin poder articular palabra, con la boca llena, pasándose de un lado a otro aquella frase aparentemente blanda y dulce, intentando que no acabase en un microrrelato de caníbales.

17 de septiembre de 2010

FICCIÓN

" (...)el mañana les espera con las manos vacías."  Cerró el libro y lo apretó contra su pecho. Se levantó despacio, lo colocó en la estantería,  junto a los otros. Y siguió con su vida.

16 de septiembre de 2010

TE ACOMPAÑO EN EL SENTIMIENTO

Un rosario de familiares, amigos y desconocidos le expresaban sus condolencias en una larga e interminable letanía de palabras sin sentido. Las pocas que lograba escuchar, entre los claros de aquella tormenta terrible que inundaba sus ojos y nublaba su mente, le sonaban hoy lejanas y vacías. Recordaba la de veces que élla misma las había ofrecido para otros. La más ilógica, no hay mal que cien años dure, la más dolorosa, el tiempo todo lo cura. Curarse sería olvidarle, y éso nunca, ni aunque viviera cien años. Dejó de escuchar y siguió pensando en él.

13 de septiembre de 2010

SOBREVIVIR

Abandonando la duda a la suave brisa, intentan dormirse. No es fácil: el pasado les ha expoliado, el presente ruge en sus estómagos y el mañana les espera con las manos vacías.

10 de septiembre de 2010

CONTIGO

Nada de túneles ni luces blancas. Siempre imaginé una explosión de colores y de dicha si conseguía satisfacer el ferviente deseo de morir en tus brazos. Estaba en lo cierto."

IMAGEN DISPARADORA DE DAMAS ART

9 de septiembre de 2010

TRAICIÓN

Tengo que hacerlo. El espejo me devuelve un rostro infame y deshonesto y yo no puedo sostenerle la mirada. Hoy, mis manos, mi vergüenza y mi katana, ensangrentadas, van a salvar el honor de esta familia.

4 de septiembre de 2010

Amando en círculos (reedición)

Prisioneros de su esfera se enamoraron entre sí. Teresa de Álvaro, Álvaro de Lucía, Lucía de Teresa. La esfera se convirtió en un círculo vicioso de amores imposibles y de tic_tacs desesperados. Teresa sólo cruzaba con Álvaro incompletos te quieros de un segundo, sin ni siquiera reparar en el amor de Lucía que siempre la estaba esperando al tiempo que rechazaba delicadamente a Álvaro. Sus caminos circulares cruzaban encuentros y despedidas inevitablemente y parecían condenados a un adiós concéntrico e inacabable. Hasta que se acabaron las pilas.